Desinformación en la era digital: Se realizó un conversatorio sobre estrategias para un periodismo responsable en la FCC

Fue organizado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la facultad y disertaron Florencia Bejarano y Ramiro Quintanilla.

En una nueva semana del Mes de la Ciencia en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, se llevó a cabo este martes 15 de abril un conversatorio llamado “Fake news y desinformación: estrategias para un periodismo responsable” en el auditorio de la FCC. Participaron la doctora Paula Morales, la investigadora Florencia Bejarano, de la Secretaría de Ciencia y Tecnología y del Centro de Investigaciones en Periodismo y Comunicación, y el periodista de El Resaltador, Ramiro Quintanilla.

Fake news y desinformación

Frente al contexto de sobreinformación y noticias falsas, el rol de los usuarios toma una nueva dimensión, es por esto que Ramiro Quintanilla sostuvo que es importante que “todos sean verificadores de datos”. Poder cotejar la información sirve para romper las burbujas de contenidos, propias de la lógica de redes sociales, que profundizan la desinformación.

Para esto propuso una serie de herramientas, en primer lugar, es necesario contrastar la información entre diferentes medios. De esta manera se puede conocer las diferentes dimensiones de un hecho o fenómeno que son caracterizadas por medios en función de sus líneas editoriales, posición ideológica y abordaje de la información. Por otro lado, indicó queceder a las fuentes de información, dio algunos ejemplos como ver videos de discursos políticos, acceder a los informes del INDEC, entre otros.

El papel que tienen los usuarios como verificadores tiene que estar acompañado con un sistema robusto de medios, donde el acceso a la información pueda garantizar el contraste de información.

La importancia de verificar la sobreinformación

Florencia Bejarano añadió que es crucial, a la hora de consumir información, no solo enfocarse en los datos duros que presenta la información, sino también en los títulos tendenciosos que buscan generar más clics. Estos títulos pueden llevar a información incompleta o errónea, y a veces no aclaran completamente el contenido en la nota. Además, los formatos de videos cortos, como los de «5 cosas que debes hacer o no hacer», suelen atraer con títulos atractivos, pero luego no cumplen con las expectativas, presentando datos sin verificar.

La capacidad de las redes sociales para difundir noticias falsas rápidamente es un problema clave para la investigadora. Las noticias pueden viralizarse y ser reemplazadas por nuevas informaciones en cuestión de minutos, apelando a diferentes emociones. Esto está relacionado tanto con la veracidad como con la cantidad de información circulante, lo que se conoció como «infodemia» durante la pandemia. Los medios priorizan contenidos que generen debate e interacciones, aunque no sean completamente verídicos, y a menudo se disculpan después de que la información ya ha circulado.

En cuanto a la investigación en redes sociales, Florencia indicó: “Es fundamental no solamente situarnos en el lugar en el que hoy estamos, sino también situarnos en la plataforma en la que estamos, como circula la información en una plataforma particular”. Concluyó afirmando que el lenguaje y tipo de información varían entre Instagram, TikTok o X (Twitter). También le pareció importante analizar lo que se dijo antes, durante y después de la publicación para realizar una investigación con sustento.

Vinculación entre fake news y post verdad

Paula Morales, por su parte, reflexionó sobre la calidad informativa y la necesidad de chequear la información. Señalando que la demanda de producir rápido y en grandes cantidades ha aumentado debido al consumo atemporal de contenido breve y superficial. Esto genera una exigencia para el periodismo de producir mucho contenido y rápidamente.

Además, resaltó que las fake news están vinculadas a las teorías de la post verdad. Destacó: “Lo que estamos discutiendo en definitiva y en profundidad es el régimen de construcción simbólica de la verdad, de lo vivido, de lo legítimo, de lo verificable», haciendo referencia a un contexto de intereses en pugna. La brecha tecnológica hace que el poder entre usuarios no sea equiparable a los centros de poder de la información, lo que lleva a una retracción a un sistema mediático previo conservador, aunque se presente como diverso.

Para concluir, se hizo énfasis en la alfabetización digital y mediática desde el consumo responsable de las dinámicas de redes sociales, y del uso de los medios. Por su parte, Quintanilla, puso como ejemplo el uso de las billeteras virtuales: “Tiene que haber un proceso de reorganización mediática que puede ser como la misma alfabetización financiera que se promueve ahora para adolescentes para el colegio secundario que disponen de una billetera virtual. Porque si le damos una billetera virtual tendríamos que educarlos financieramente.”